Davao, 10 de
diciembre de 2012
Queridos/as
hermanos/os y amigos/as:
Desde Davao,
Filipinas, un saludo cariñoso para todos con ocasión de la cercana Navidad.
Teniendo en cuenta la situación de incertidumbre, inseguridad e incluso hambre
por la que están pasando decenas de miles de familias en España… y teniendo
delante la desolación que el pasado día 4 de diciembre dejó el tifón Pablo a su
paso por las provincia de la región Davao: los muertos pueden ascender a mil;
los sin casa, miles de familias, y los daños materiales, sin cuento… Teniendo
todo ello en cuenta, no sé si es tiempo para desear felicidad o para llamar a
la indignación.
¿Por qué llamar a
la indignación? ¿Indignarse ante una crisis económica?, ¿indignarse ante un
fenómeno de la naturaleza?... Las cosas no ocurren porque sí, porque tienen que
ocurrir. Hay causas y hay culpables. Todos sabemos que la profunda crisis
económica por la que está pasando España y otros países europeos tiene su
origen, en gran parte, en la avaricia y el desmedido afán de acumulación de
riquezas de unos pocos y en la corrupción y el desgobierno de muchos. Con
razón, las masas están indignadas… Los tifones no los programa nadie; son
fenómenos de la naturaleza, a veces impredecibles. Pero cuando después de la
catástrofe uno escucha que en las zonas más afectadas se ha practicado la tala
ilegal y/o indiscriminada de árboles y la minería ilegal que dejan las laderas
de los motes desnudas por donde luego desciende la muerte en forma de agua,
lodo y piedras… esto nos indigna.
¿Qué haría ese
Jesús cuyo nacimiento celebramos en la Navidad? ¿Qué diría ese Jesús que
gritaba por los caminos y calles de Galilea que “El sufrimiento de los
inocentes debe ser tomado en serio”? El anunciaba y hacía “buenas noticias”,
pero se indignaba cuando se oprimía al pobre, se excluía al que puede menos o
se despreciaba la vida. Jesús viene a despertarnos de nuestro letargo e
indiferencia y a animar nuestra indignación contra todo tipo de injusticia.
Pero ese mismo Jesús que
fue un luchador contra la indiferencia y el escepticismo nos trae también
esperanza. Su indignación, como dice J.A. Pagola, “se convierte en imaginación
creativa y en gestos de bondad. Da gestos de aliento porque cree en un Dios
Amigo de la Vida”. El nos grita también que algo se puede cambiar. Decir que la
situación no tiene salida, es falso. Esta situación de injusticia y de dolor no
es lo que Dios quiere. Podemos hacer un mundo más humano si somos más
solidarios.
Ese mismo Jesús que
celebramos en la Navidad nos dio ejemplo de solidaridad y sembró la semilla de
la fraternidad universal. El testimonio de su vida tiene una fuerza inmensa y,
después de dos mil años, su ejemplo sigue animando la marcha de millones de
personas solidarias.
¿Cuál va a ser tu gesto
de solidaridad en esta Navidad? Nuestra pequeña comunidad de Acción Solidaria
de Davao ha decidido hacer un esfuerzo especial para ayudar a parientes (varias
familias) de uno de nuestros aspirantes (Denis) a quienes el tifón Pablo dejó
en la calle sin casa y sin pertenencias.
Que vuestra indignación
os lleve a la solidaridad… A todos os deseo una Navidad muy solidaria, con
JESÚS, EL HOMBRE MÁS SOLIDARIO QUE JAMÁS EXISTIÓ.
Miguel Ángel Remírez.