Por: Eliana Pérez Barrenechea[i]
Cuando
estamos cerca de la reflexión y debate sobre los procesos de desarrollo y transformación
social, comprendemos que hay causas no sólo internas sino también externas, que
hay problemas no sólo prácticos sino también estructurales, que la asistencia
no es solución sino un paliativo así como las respuestas no vienen desde afuera
sino están dentro del seno social, de nuestra entraña. Entonces también podemos
distinguir que la violencia social, la delincuencia organizada, el pandillaje
juvenil, no son problemas por sí mismos, sino consecuencia de una multiplicidad
de factores, pero especialmente “hijos” de un sistema violento, excluyente,
corrupto.
Estando
esta referencia cercana al sentido común, me pregunto cómo es que las soluciones
que se reclaman sólo están relacionadas a elevar la cantidad de policías en las
comisarías (y por eso ahora los gradúan prematuramente), a solicitar más armamento,
estados de emergencias para que el ejército intervenga, penas de muerte,
escuadrones de la muerte, matar delincuentes. Pero, acaso, no distinguimos que esas
han sido las medidas y sin embargo, el nivel de inseguridad y violencia sigue
en incremento.
Y
como a nuestras autoridades se les agotaron las ideas, ahora piden lecciones de
seguridad democrática. Nuevo término que
pronto será más recurrente en el discurso contra la delincuencia, sobre todo,
luego de escuchar las lecciones de su mentor, el ex presidente colombiano Álvaro
Uribe.
Quiero
entender cómo es que 400 alcaldes se reunirán para escuchar al presidente de la
policía secreta (DAS), al de las puertas abiertas para las bases militares
norteamericanas y el de los 2,4 millones de desplazados que se contabilizaron
durante su mandato. El mismo que tiene una denuncia ante la Corte Penal
Internacional por crímenes de lesa humanidad durante su gobierno.
El
expediente Uribe en persona en la casa del pensamiento ilustrado y libertario
de Bolívar y Sánchez Carrión, nada más paradójico. Sólo espero, como ciudadana
liberteña y como egresada de la Universidad Nacional de Trujillo, que las
autoridades políticas y académicas no deshonren el nombre de sus instituciones
ni el de la ciudadanía que representan, otorgándole reconocimientos en nombre
de una comunidad que no le reconoce ni le respeta.

Y
a propósito de nuestro visitante, espero que también se hable del poder del
narcotráfico y su influyente relación con el crimen organizado y la violencia
social, cada vez más evidente en nuestra ciudad, en nuestro país y en nuestra
política.
[i] Licenciada
en Ciencias de la Comunicación, maestra en administración y gestión del desarrollo
humano y doctoranda en Ciencias del Desarrollo Social.
Caricaturas tomadas de:
http://toscanocaricatura.blogspot.com/2012/07/seguridad-democratica.html
http://redrevuelta.wordpress.com/caricaturas/
Caricaturas tomadas de:
http://toscanocaricatura.blogspot.com/2012/07/seguridad-democratica.html
http://redrevuelta.wordpress.com/caricaturas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario