Por: Eliana Pérez Barrenechea[i]
Cuando
estamos cerca de la reflexión y debate sobre los procesos de desarrollo y transformación
social, comprendemos que hay causas no sólo internas sino también externas, que
hay problemas no sólo prácticos sino también estructurales, que la asistencia
no es solución sino un paliativo así como las respuestas no vienen desde afuera
sino están dentro del seno social, de nuestra entraña. Entonces también podemos
distinguir que la violencia social, la delincuencia organizada, el pandillaje
juvenil, no son problemas por sí mismos, sino consecuencia de una multiplicidad
de factores, pero especialmente “hijos” de un sistema violento, excluyente,
corrupto.
Estando
esta referencia cercana al sentido común, me pregunto cómo es que las soluciones
que se reclaman sólo están relacionadas a elevar la cantidad de policías en las
comisarías (y por eso ahora los gradúan prematuramente), a solicitar más armamento,
estados de emergencias para que el ejército intervenga, penas de muerte,
escuadrones de la muerte, matar delincuentes. Pero, acaso, no distinguimos que esas
han sido las medidas y sin embargo, el nivel de inseguridad y violencia sigue
en incremento.
Y
como a nuestras autoridades se les agotaron las ideas, ahora piden lecciones de
seguridad democrática. Nuevo término que
pronto será más recurrente en el discurso contra la delincuencia, sobre todo,
luego de escuchar las lecciones de su mentor, el ex presidente colombiano Álvaro
Uribe.
Ojalá
quienes se encargan de legitimar la gestión turbia de Uribe con esta invitación
a nuestra ciudad, sepan cómo explicar a la ciudadanía consciente las verdaderas
razones por las cuales traen a un personaje que se le vincula con la
organización de grupos paramilitares, con el escándalo de los "falsos
positivos" (civiles inocentes asesinados por el ejército colombiano a los
que hacían pasar por guerrilleros) y con la narcopolítica
(su jefe de seguridad durante su gobierno acaba de ser condenado a 13 años de
prisión tras probarse y confesar su colaboración con el narcotráfico).
Quiero
entender cómo es que 400 alcaldes se reunirán para escuchar al presidente de la
policía secreta (DAS), al de las puertas abiertas para las bases militares
norteamericanas y el de los 2,4 millones de desplazados que se contabilizaron
durante su mandato. El mismo que tiene una denuncia ante la Corte Penal
Internacional por crímenes de lesa humanidad durante su gobierno.
El
expediente Uribe en persona en la casa del pensamiento ilustrado y libertario
de Bolívar y Sánchez Carrión, nada más paradójico. Sólo espero, como ciudadana
liberteña y como egresada de la Universidad Nacional de Trujillo, que las
autoridades políticas y académicas no deshonren el nombre de sus instituciones
ni el de la ciudadanía que representan, otorgándole reconocimientos en nombre
de una comunidad que no le reconoce ni le respeta.
Finalmente,
ya que se hablará de la política de seguridad democrática implantada por Uribe
en Colombia, no debe dejarse de mencionar que dicha estrategia está por demás
relacionada con la “doctrina de seguridad nacional” promovida por Estados
Unidos desde la guerra fría con el objetivo de modificar la misión de las
fuerzas armadas de nuestro países latinoamericanos y orientarlos a
garantizar el “orden interno”, con el fin de combatir aquellas ideologías “peligrosas”.
Y
a propósito de nuestro visitante, espero que también se hable del poder del
narcotráfico y su influyente relación con el crimen organizado y la violencia
social, cada vez más evidente en nuestra ciudad, en nuestro país y en nuestra
política.
[i] Licenciada
en Ciencias de la Comunicación, maestra en administración y gestión del desarrollo
humano y doctoranda en Ciencias del Desarrollo Social.
Caricaturas tomadas de:
http://toscanocaricatura.blogspot.com/2012/07/seguridad-democratica.html
http://redrevuelta.wordpress.com/caricaturas/
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