12 de febrero de 2015

DES-ENCUENTROS ENTRE COMUNICACIÓN, DESARROLLO Y SOCIEDAD

INTRODUCCIÓN:
Cerca de cuatro siglos antes de Cristo, Aristóteles había advertido la naturaleza política del ser humano. El zoon politikon[1] se manifiesta en la vida social y en los espacios culturales que los seres humanos vamos construyendo en comunidad, en la interacción tanto interpersonal como la mediada por las nuevas tecnologías. Necesitamos del entorno y de los demás para sobrevivir. ¿Y qué hace posible esta convivencia sino la comunicación que nos permite ponernos en común? ¿Y qué hace posible o imposible la comunicación?[2]
Estas preguntas nos invitan a la reflexión y al análisis de nuestro territorio académico, la comunicación. No se pretende ensayar respuestas acabadas, sino por el contrario, develar la complejidad que ellas encierran y anclar – tal vez – en interrogantes más específicas que permitan reconocer aspectos presentes en la trama de nuestra convivencia pero que no han sido suficientemente atendidos.
La primera pregunta guiará el desarrollo del presente ensayo; la segunda es una pregunta ontológica, de implicancias teóricas rigurosas, que no pueden ser resueltas en un trabajo puntual como el presente; sin embargo, se la refiere para considerar situaciones y contextos  de desencuentro que entorpecen la comunicación en la vida en comunidad.
Con estas premisas se analizarán los encuentros y desencuentros entre comunicación, ciudadanía y sociedad. Esto es, observar la dimensión política del ser humano, expresada en la convivencia con su entorno y en las decisiones que va tomando, a partir de la comunicación (encuentro) o incomunicación (desencuentro) que se presenten; analizados en un contexto local-regional.

I.       Desencuentros internos en la comunicación
El encuentro entre la ciencia y la comunicación se ha dado tardíamente. “La mayoría de autores señalan que los primeros estudios de comunicación se desarrollaron en las tres primeras décadas del siglo XX, aunque tuvieron antecedentes en el siglo anterior, siendo los planteamientos filosóficos y sociológicos referentes a la sociedad de masas, los primeros esfuerzos investigativos” (Lozano; 2007: 20).
Hace menos de un siglo que la psicología conductista se interesó en estudiar de qué manera los medios masivos servían como estímulos y producirían respuestas en una masa de receptores.[3] Tiempos en los que la sociología crítica y la filosofía europea interpretaban el papel de las industrias culturales, especialmente de los medios masivos de información, como formadores de pseudocultura afín a la sociedad de consumo capitalista.[4]
En la década de los 40 del siglo que nos antecede, los estudios de la sociología funcionalista ponen en entredicho la omnipotencia de los medios y destacan la influencia personal en el impacto de las audiencias.[5]
Posteriormente se pone sobre el tapete de la comunicación masiva, el papel activo de las audiencias y su capacidad de usar a los medios según su conveniencia.[6]
En estudios más recientes, en el último tercio del siglo XX, aparecen los estudios culturales que nos ofrecen otra perspectiva en la comprensión de la comunicación, considerando las condiciones y características de cada cultura en la recepción que se hacen de los mensajes masivos.[7]
En Latinoamérica ha ido madurando el campo académico de la comunicación y sus producciones científicas gracias a los aportes de la llamada Escuela Latinoamericana de la comunicación[8] (Marques de Melo, 2009); caracterizándose por sus estudios de fuerte implicancia cultural en el que se toma en cuenta como elementos activos de la comunicación que llevan a descentrar los estudios de los medios a las mediaciones socio-culturales.
Quedan pendientes de la referencia otras aproximaciones importantes al estudio de la comunicación, tales como los enfoques semióticos, cibernéticos, económicos, entre otros.
De lo mencionado anteriormente podemos señalar que el desarrollo del estudio científico de la comunicación masiva ha ido madurando a partir del aporte teórico de distintas disciplinas. Sin embargo, se observa que la comunicación no se reduce al campo de las mediaciones tecnológicas sino la reconocemos viva y reproduciendo la vida en comunidad.
Aquí podemos identificar un primer desencuentro interno de la comunicación como perspectiva científica. Serrano, M. (2005) considera que el enfoque ateórico de la enseñanza de la comunicación empobrece la formación universitaria y degrada el quehacer de los comunicadores a la reproducción de técnicas sin comprensión de las implicancias de la comunicación en la vida social.
Las demandas laborales crecientes en nuestra sociedad, sumadas a la mercantilización de los servicios educativos y a la preponderancia de la moral del éxito profesional como símil de beneficio lucrativo, promueven que las propuestas de carreras universitarias (dentro de ellas la comunicación) se orienten a formativas pragmáticas, funcionales al status quo sin capacidad de interrogar el sistema social y sus exclusiones, menos de generar alternativas de cambios desde los distintos campos de la ciencia. Constatándose la distancia de la Universidad peruana para adentrarse y responder a las necesidades sociales.
Alfaro advierte que esto:
trae como consecuencia, el entendimiento generalizado y sesgado de la comunicación desde una perspectiva operaria e instrumental, con comunicadores/as que no se sienten interpelados/as como profesionales para enunciar o identificar problemas sociales, generar análisis y discusión sobre los mismos, comprender los procesos histórico-sociales que atraviesan nuestra sociedad, generar debate sobre los enfoques y propuestas de desarrollo, respondiendo a las demandas de discusión que de allí surgen (Alfaro, 2006: 39).
De este primer desencuentro señalado, se deriva otro: el de la comunicación con la investigación científica. El comportamiento de la investigación en comunicación es limitado, reduciéndose a trabajos universitarios encasillados en el paradigma positivista[9] que las mismas universidades promueven, reduciendo opciones de investigaciones cualitativas o de enfoque mixto que exploren, interpreten y ahonden en la comprensión de fenómenos comunicativos más allá de sus mediciones cuantitativas y que permitan formular nuevas rutas de indagación.
Este escenario nos indica que no existe, aún, una articulación visible o efectiva entre el compromiso de ciencia universitario y el ámbito de la acción social pública o privada. Pudiendo ser estos espacios potenciales para la prestación investigativa y de aplicaciones profesionales, en ámbitos de mucho valor como las intersecciones de la comunicación con el desarrollo y el cambio social. Este desencuentro entre la comunicación, como propuesta académica y la sociedad será revisado en el siguiente punto.
II.      Desencuentros comunicativos en un contexto de exclusión e inclusión
Tomando la reflexión de Amartya Sem[10] sobre exclusión, habremos de interrogarnos respecto a las situaciones de exclusión que se dan en nuestro ámbito local y regional; distinguiendo las situaciones de inclusión desigual.
Sem considera la exclusión como una forma de privación, por ejemplo la violación del derecho al trabajo implicará una violación de derecho a través de la exclusión. Sin embargo; distingue el concepto de inclusión desigual. No tener acceso al trabajo es estar excluido, mientras que trabajar en condiciones precarias es un ejemplo de inclusión desigual, ya que aún incluido recibe menos de lo que le corresponde. (Sem, 1993)
La recomendación de Sem (1993: 30) de “tener presentes las dos modalidades de desigualdad y trato desfavorable y carente de equidad – tanto en la exclusión como en la inclusión – y de no confundir la una con la otra”, nos demanda a los comunicadores capacidades para analizar la realidad social, especialmente aquellos subsistemas de exclusión, pero sobre todo capacidades para realizar propuestas de transformación.
Alfaro considera a la comunicación válida por sí misma, útil y central en los procesos de desarrollo alejándose de la concepción simple que la reconoce sólo como un complemento de los programas de desarrollo. Ella sostiene que la comunicación no sólo aporta metodológicamente al desarrollo, sino que es también, un fin de éste, vista la comunicación “como objeto mismo de transformación de la sociedad y de los sujetos que la componen” (Alfaro, 1993: 11).
Compartiendo las nociones de Alfaro, es que se vincula a la comunicación como alternativa de acción en el propósito de reducir brechas o silencios en el discurso del Estado que no responden a necesidades ciudadanas de alta urgencia, como el de comprender oportunamente y con claridad la naturaleza de las políticas sectoriales. La comunicación entendida como relación (Alfaro, 1993) debe procurar el levantamiento de la opinión ciudadana y el encuentro con las instancias públicas.
“El concepto de encuentro, entendido como el ámbito en el que fluyen las apelaciones y respuestas, puede convertirse en el referente paradigmático de toda pedagogía bien centrada. De ese modo, educarse en el lenguaje auténtico[11] haría posible alcanzar la soberanía del sujeto y contribuiría a la construcción intercultural de la convivencia y el conocimiento”. (Godenzzi, 2005: 205).
Se entiende entonces que las condiciones de calidez producidas por este acercamiento expresa la posibilidad de socialización del Estado frente a los vacíos o ausencias que afligen a la relación ciudadanía-Estado.
Así como Alfaro (1993) trae como referencia el concepto de “El retorno al sujeto” de los Mattelart, en referencia a las nuevas concepciones teóricas de la comunicación y el desarrollo, que sustantivizan al sujeto como agente de la historia; también las prácticas de la comunicación deben alentarse considerando otras nociones válidas como las de Sem que no reduce el desarrollo a las condiciones económico-materiales, sino lo equipara con la práctica de libertades.
Una en especial es preciso resaltar, la libertad de agencia, cuyo propósito es construir un sujeto agente, capaz de realizar las acciones que decide llevar a cabo. (Cortina, 2009).
Este enfoque de desarrollo de Sem trasciende el enfoque de necesidades y propone uno basado en las capacidades del ser humano, en su libertad de hacer y ser. Esta propuesta de desarrollo, que reafirma a la humanidad como centro, requiere una concepción y práctica comunicativa que identifique situaciones de exclusión, supere distancias, consolide presencias y establezca encuentros a partir del interés común.
En su texto Primero la gente, Sem invoca una frase de Millian, para referir que la democracia debe incluir un “gobierno por debate”. Asimismo, citando a Rawls sostiene que los acuerdos a los que se lleve en democracia deben ser tomados por “agentes razonables”. Dice Sem (1993: 45):
Para lograr esa característica de lo razonable es necesaria la voluntad política de individuos dispuestos a superar los límites de sus propios intereses específicos. Pero plantea igualmente exigencias sociales para ayudar a un discernimiento justo, que incorpore el acceso a la información pertinente, la oportunidad de escuchar diversos puntos de vista, y la posibilidad de estar expuesto a discusiones y debates públicos y abiertos.[12]
Se distingue la inspiración del universo individual que va al encuentro de las complejidades sociales alimentado por valores de solidaridad y justicia, con necesidad de información oportuna y útil, y con amplitud para escuchar la voz de las diversidades en el juicio público abierto. Esta propuesta de Sem dimensiona lo comunicativo como elemento central y articulador para lograr una política distinta, una que responda –desde lo razonable – al bien común.
Se entiende entonces, como ineludible la concurrencia disciplinar y el concurso decidido, consciente y organizado de los comunicadores/as para materializar la superación de desencuentros y el aseguramiento de la superación de las exclusiones.

III.           La incertidumbre que nos hará avanzar
Como se ha señalado, el reconocimiento y la superación de los desencuentros constituyen el motivo central del quehacer de la comunicación y los comunicadores/as; mucho más en una escena histórico-social con graves implicancias pero con hermosas expectativas por alcanzar el paradigma democrático como un horizonte concreto y cercano que alcance las justas aspiraciones de las mayorías sociales, como agentes y constructores de su propia historia.
Las expectativas están sobre la comunicación, nos corresponde estar a la altura de ellas, para eso debemos enfrentar nuestros propios desencuentros y responder con soluciones a por lo menos cinco situaciones:
- La fragmentación temática de las propuestas de desarrollo con la consiguiente pérdida del sentido de integralidad que requieren las propuestas de cambio social.  
- La despolitización de la comunicación, que la aleja de su carácter movilizador y de su capacidad de construcción ciudadana. Así como la desconexión entre desarrollo y democracia, donde ambos aparecen como opciones diferenciadas y optativas. 
- La marginación de la cultura de las propuestas de comunicación y del desarrollo. Escaso conocimiento de las dinámicas culturales y de los factores que la alteran.
- La visión acrítica del modelo de desarrollo económico hegemónico y de las nuevas configuraciones desiguales que produce la globalización.
- Desconocimiento del ciudadano como agente activo, complejo y heterogéneo.
Frente a estos horizontes habrá que seguir interrogando a la comunicación:
¿Qué tipo de formulaciones y propuestas en comunicación se deberían producir de tal manera que las diferencias sociales que se observan no se profundicen?
¿Qué tipo de formulaciones y propuestas en comunicación se deberían producir de tal manera que las diferencias que se observan pudieran superarse?
Interrogantes que las debemos contrastar necesariamente con nuestra realidad y desde los paradigmas cualitativos de la ciencia que nos invitan a profundizar en implicancias sociales concretas para despejar interrogantes y producir respuestas.



BIBLIOGRAFÍA
Alfaro, R. (1993). Una comunicación para otro desarrollo. Lima, Calandria.
------------. (2006). Otra brújula. Innovaciones en comunicación y desarrollo. Lima,  
Calandria.
Carbonel, L. (2012). Tesis: Carácter de las investigaciones en comunicación en las  
Universidades de Trujillo. Escuela de Ciencias de la comunicación, Universidad Nacional de Trujillo.
Cortina, A. (2009). Pobreza y libertad: erradicar la pobreza desde el enfoque de
Amartya Sem. Madrid, Tecnos.
Godenzzi, J. (2005). En las redes del lenguaje. Cognición discurso y sociedad en
los andes. Lima, Universidad del Pacífico.
Marques de Melo, J. (2009). Pensamiento comunicacional latinoamericano. Entre el
saber y el poder. España: Comunicación social, ediciones y publicaciones.
- Lozano, J. (2007). Teoría e investigación de la comunicación de masas. México:
Pearson Educación.
- Sem, A. (1993). Primero la gente: una mirada desde la ética del desarrollo a los
principales problemas del mundo globalizado. Barcelona, Deusto.
- Serrano, M. (2007). Teoría de la Comunicación, la comunicación, la vida y la sociedad.  España: McGraw-Hill.






[1] Expresión griega escrita por el filósofo estagirita Aristóteles en su obra Política (libro I), para hacer referencia a la naturaleza cívica de los hombres.
[2] Esta segunda pregunta es el punto de partida del comunicólogo catalán Manuel Martín Serrano para el desarrollo de su teoría de comunicación. Véase: Martín, Manuel (2007) Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad, Madrid, Mc Graw-Hill.
[3] Al respecto buscar sobre teoría de la aguja hipodérmica o bala mágica.
[4] La Escuela de Frankfurt desarrolla la teoría crítica para analizar la sociedad moderna y sus implicancias en la vida de las personas.
[5] Ver sobre el modelo de comunicación en dos pasos de los teóricos Katz y Lazarsfeld.
[6] Se puede revisar la teoría de usos y gratificaciones.
[7] Se puede ahondar en el tema consultando por los estudios culturales de Birmingham.
[8] Marques de Melo sostiene que la afirmación de la mirada latinoamericana, reivindica la identidad sociocultural de los estudios de la comunicación en nuestra megarregión y enfrenta el tradicional complejo del colonizado. (2009: 25-26)
[9] El 95% de las investigaciones de las Escuelas de Ciencias de la comunicación de las Universidades trujillanas son cuantitativas, según lo demuestra la tesis de Carbonel, L. (2012)
[10] Economista indio, galardonado con el premio Nóbel de economía (1998), proponente del modelo de desarrollo humano.
[11] Cursiva agregada intencionalmente para resaltar el concepto.
[12] Se resalta en negrita las palabras que explicitan un componente comunicacional.

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