10 de agosto de 2015

Comunicación contrahegemónica para el cambio social: El caso Tía María como resistencia comunicativa

I. INTRODUCCIÓN
Se hace necesario que desde campo académico de la comunicación se contribuya a la interpretación de la realidad compleja por la que atraviesa la sociedad peruana cada vez que se manifiestan conflictos sociales. Según el último reporte presentado por la Defensoría del Pueblo (julio, 2015), en el país existen 210 conflictos sociales. De los cuales 149 están activos y 61 latentes. De lejos, los conflictos socioambientales son los más numerosos, 141 según el reporte y de éstos 93 son relacionados a la minería (Recuperado de http://www.defensoria.gob.pe/blog/la-defensoria-registro-210-conflictos-sociales-en-junio/). A principios de este año estalló el conflicto surgido por la ejecución del proyecto minero “Tía María” ubicado en la provincia de Islay en la región de Arequipa. 
Este conflicto ha sido protagonizado por distintos actores sociales que se agrupan en: el Estado peruano, representado por las instituciones públicas de nivel nacional y local-regional. En el primer nivel se mencionan al Ministerio de Economía y Finanzas, el Ministerio de Energía y minas, y al Presidente de la República. En el nivel local-regional han tenido presencia actores políticos como los alcaldes distritales de Deán Valdivia, Punta de Bombón y Cocachacra; así como el burgomaestre de la provincia de Islay. La gobernadora de la Región Arequipa ha tenido una participación más discreta, manteniéndose en una posición más neutral. De otro lado, los actores vinculados directamente al conflicto son: la empresa minera Southern Copper y representantes de la sociedad civil de las comunidades afectadas (campesinos/as, miembros de juntas de usuarios de riego, de rondas campesinas, gremios de trabajadores, etc.).
Foto: Diario El Comercio
Este contexto de conflictividad surge a raíz de que la empresa minera presentó en el año 2011 un estudio de impacto ambiental deficiente en el que la UNOPS, organismo de las Naciones Unidas para la asistencia técnica de proyectos reportó 138 observaciones. Además de los antecedentes de contaminación del río Ilo por parte de Southern Copper. En la interacción de estos actores sociales se han ido construyendo discursos antagónicos que polarizaron el diálogo desde posiciones enunciativas desiguales en cuanto al acceso a los medios de difusión masiva,

que son finalmente quienes recrean la discursividad desde la posición hegemónica en la que se encuentran.
Por tanto, esta investigación se propone interpretar las relaciones comunicativas en la trama social generada en el conflicto medioambiental Tía María desde una perspectiva crítica que considera a la hegemonía como categoría central de análisis.  Para ello, se han identificado las prácticas comunicativas de los actores sociales, su acceso a medios tradicionales y alternativos, observándolos desde la dualidad hegemónica y contra hegemónica de la comunicación. Esta realidad problemática interpela a la comunicación y a quienes estamos en el plano académico, desde este oficio ¿cómo podemos aportar al afianzamiento de una cultura más democrática, en un contexto de concentración mediática?, para dar una posible respuesta a tal interrogante se recurre a las nociones de Antonio Gramsci sobre el papel de los intelectuales y la pertinente diferenciación que realiza entre los intelectuales orgánicos y los intelectuales tradicionales; así como, a las nociones de Gonzalo Portocarrero que plantean la contribución de los intelectuales para anteponer valores civilizatorios, tan necesarios en estos contextos.


II.     DESARROLLO
Hegemonía y contra hegemonía en la comunicación
Gramsci rescata el concepto de hegemonía de su significación militar para explicar, desde el plano cultural, su connotación ideológico-política con la que hace referencia a la visión mayoritaria sobre el mundo y su funcionamiento, construida por la clase dominante y asimilada acríticamente por gran parte de las clases sociales subalternas como una visión propia. Se convierte de esta manera  en la visión naturalizada y por lo tanto legítima de la realidad (Wortman, 2007).
Esta noción explica el papel hegemónico de los medios de difusión como legitimadores de la ideología dominante, ya que masifican y uniformizan el pensamiento político de las mayorías. Construyen voceros fiables que producen explicaciones sobre los problemas sociales y ofrecen las soluciones correctas. La disputa por el poder de la comunicación es a todas luces desigual. Apenas pueden aparecer algunas voces contra hegemónicas que planteen una mirada crítica y desde la perspectiva de contraria.
Esta concepción de las relaciones entre hegemónicos y subalternos implica asumir que no hay simetría entre las instancias emisoras y receptoras. Superando la ingenuidad de ciertos análisis que interpretaban el principio de indeterminación del sentido formulado por Verón como libertad resignificadora absoluta de los receptores, entendemos que algunos sujetos ostentan mayor legitimidad a la hora de generar sentidos (Uranga, 2007:21).
Althusser advierte que los aparatos ideológicos del Estado (AIE) no son solo los medios de comunicación, también se encuentran otras organizaciones existentes en la sociedad, como la escuela, la iglesia,   la familia, los partidos políticos. Althusser (1977) citado por Zino Torrazza (2000) explica que "Todos los aparatos estatales funcionan a la vez mediante la represión y la ideología, con la diferencia que el Aparato (Represivo) Estatal funciona de modo prevaleciente por la represión, mientras que los AIE funcionan predominantemente de modo ideológico”. Recuperado de http://www.ub.edu/penal/docs/ARE_AIE.htm
Desde las nociones de hegemonía de Gramsci y de ideología de Althusser ubica al análisis de la hegemonía y contra hegemonía de la comunicación en el plano cultural, ahí donde se van construyendo  los discursos y las prácticas sociales. Sin embargo, estas nociones no cierran el análisis para las resistencias que tales prácticas pueden ir generando en distintos frentes culturales. Precisamente, el movimiento de campesinos, autoridades locales y demás ciudadanos y ciudadanas de la provincia de Islay, movilizados para hacer resistencia a un proyecto hegemónico de desarrollo que los mantiene postergados, se constituye en un frente cultural de resistencia que desestima el discurso arbitrario de un Estado ausente en la promoción económico-social y garante de intereses económicos transnacionales.
El concurso de los medios masivos de información tiene un papel protagónico en esta polaridad discursiva. La concentración de medios en manos del grupo El Comercio, vinculado también a empresas comprometidas con el rubro minero, posiciona el discurso de los voceros de la economía liberal, reducido a una simplista oposición entre “anti-mineros radicales” y “pro-mineros democráticos”. Con la complicidad del silencio y pasividad de un Estado dependiente, los medios cumplen su papel de legitimador ideológico y van posicionando, fuera de la trama comunicativa en la que se da el conflicto, el discurso hegemónico que abraza con optimismo el modelo económico neoliberal, respaldados por voceros de la empresa minera y por representantes del Poder Ejecutivo (Presidente de la República y ministros de Estado) en una alianza Gobierno-Empresa que promueve a la actividad minera como generadora de desarrollo, desoyendo y descalificando las preocupaciones del movimiento social que la resiste. 
El papel parcializado de la prensa nacional y el desgaste de un sistema económico que va perdiendo legitimidad en las bases sociales a las que excluye ha ido fermentando un frente de resistencia contra hegemónica concretada en el movimiento social arequipeño, sostenido por las bases sociales, dando lugar a nuevas formas orgánicas como el de las mujeres de Islay surgidas en esta coyuntura con una identidad vigorosa y que marcharon con firmeza evidenciando una alianza que no es común observar en otras circunstancias. Esta observación es respaldada por la participación de los reservistas, licenciados del Ejército Peruano, que han concurrido de distintas partes de la región para sumarse a las marchas del campesinado, constituyendo un elemento de particular significación. Aportaron a la contextualización de este discurso contra hegemónico, el compromiso de representantes del Estado en su expresión de gobierno local, los alcaldes distritales y el alcalde provincial de Islay. Situación, esta última, nada subestimable  ya que visibiliza ciertas fisuras del Estado entre su expresión central y local. Tal como lo señala Uranga “Los sujetos van configurando a lo largo de su experiencia en la sociedad el campo de efectos posibles, determinados sentidos que cuentan con una mayor disposición a ser escuchados, leídos, percibidos” (2007:21).
 
¿Y los intelectuales de la comunicación?
Gramsci considera que todos los hombres, al margen de su profesión, manifiestan alguna actividad intelectual, y ya sea como filósofo, artista u hombre de gusto, participa de una concepción del mundo, observa una consecuente línea de conducta moral y, por consiguiente, contribuye a mantener o a modificar un concepto universal, a suscitar nuevas ideas. Pocas profesiones y actividades intelectuales como las de la comunicación, están involucradas directamente con la construcción de sentidos en la sociedad, de ello resulta indispensable que se reflexione respecto al grado de conciencia política y la consecuente posición que tienen las y los comunicadores frente a su realidad (Recuperado de http://www.abogadonotariopr.com/images/SP/la_formacion.pdf).
El intelectual construye un público gracias a un uso imaginativo, poético, del lenguaje. Un uso que conmueve, que emociona y moviliza, pues redefine la percepción del presente y hace nacer la esperanza de un mejor futuro. Despierta ilusiones en torno a la posibilidad de hacer algo grande, hermoso y verdadero (Portocarrero, 2015:14).
Esta visión del intelectual reúne una aspiración idealista de los intelectuales, una visión necesaria para estos tiempos de hegemonía, pero un reto en un contexto como el actual en la que la figura del intelectual está sujeta a los desafíos que el mercado plantea en su lógica instrumental. Los comunicadores no solo no están exentos de ella sino que en su formación  les han convencido que parte de su función es dar sostenibilidad a este sistema. Al respecto Martín Serrano hace una crítica a la formación universitaria de los comunicadores:
En el ámbito de la comunicación los contenidos instrumentales fácilmente se confunden con los conocimientos que instrumentan. Así sucede cuando la formación técnica de los futuros profesionales de la comunicación está orientada principal o exclusivamente a la explotación inescrupulosa de las tecnologías y de las mañas del oficio; a capacitar a los y las estudiantes para que algún colectivo haga determinadas 2 cosas de determinada forma (por ejemplo, comprar, votar, trabajar). (2005:2-3).
Frente a esta realidad Martín Serrano rescata el aporte de la teoría de la comunicación en la formación científica de los comunicadores, la misma que debe proveerle de conciencia respecto al uso instrumental que puede llegar a tener la comunicación, siendo capaz de distinguir entre la obra del científico y la del manipulador. Esta distinción del comunicador científico y del comunicador instrumental sirve para explicar, haciendo un paralelo, la clasificación de intelectuales que hace Gramsci entre orgánicos y tradicionales, respectivamente.
La formación de los estamentos intelectuales en la realidad concreta no se produce en un terreno democrático abstracto, sino conforme a procesos históricos tradicionales muy precisos. Se crean por las capas que tradicionalmente "producen" intelectuales y que son las mismas que habitualmente se especializan en el "ahorro", o sea, la pequeña y la media burguesía del campo y algunos estratos de las de la ciudad. (Gramsci. Recuperado de http://www.abogadonotariopr.com/images/SP/la_formacion.pdf).
El tipo de intelectual que destaca Gramsci es el ligado orgánicamente al desarrollo de la organización política de la dase obrera. Este nuevo tipo de intelectual dirigente se caracteriza por el conocimiento de los problemas de la producción, de la técnica y de la economía. Responde a las demandas del seno social y ejerce una posición contra la hegemonía.
Por su parte Portocarrero sostiene que “otra faceta de modernidad en el intelectual es la apelación al diálogo y la razón. No son verdades de fe proclamadas por alguna autoridad lo que él defiende. Son los valores civilizatorios en principio aceptados por todos” (2015:14).
Este es el papel que le corresponde a los comunicadores, que dotados de un entendimiento crítico de la realidad y de su propia profesión, se constituya en un nuevo tipo de intelectual, vinculado a los frentes culturales que emergen en resistencia contra hegemónica en la interioridad de esta sociedad  moderna, aportando en la transmisión de valores civilizatorios que contribuyan a una nueva formación social.


El quehacer de la comunicación para el cambio social
Construir espacios desde la comunicación en los lugares del conflicto es importante para el ejercicio ciudadano visto desde otra perspectiva.  La democracia  también se construye generando espacios para la discusión con los distintos actores sociales. La comunicación para el cambio social lo logra haciendo uso del vínculo irrompible entre ciudadanía y bien común.  Así fortalecemos la participación de los actores inmediatos de diferentes luchas que han venido siendo disminuidas en la mayoría de los medios de comunicación. De esta manera también estamos haciendo surgir espacios de resistencia contra hegemónica. 
La comunicación alternativa es un instrumento de la lucha popular contra el poder, de ahí que una de las diferencias fundamentales entre la teoría de la comunicación alternativa y la teoría de la comunicación dominante deba encontrarse en la teoría del emisor y en las condiciones de producción de signficado”. (Moragas Spa, en Vidal Beneyto, 1979, p.78. Recuperado de
Esta comunicación alternativa, que haga frente a la hegemonía instalada por los grandes medios de comunicación, se hace más necesaria en un contexto convulso como el del Perú y sus conflictos socioambientales. Arequipa ha demostrado, desde lo local, ser capaz de articular propuestas de resistencia movilizadas contra el poder económico. En este nivel tenemos que promover nuevas formas de comunicación, y hacer uso de la alternatividad que pueden ofrecernos los medios tradicionales o las plataformas virtuales que bien acompañan a estos procesos de cambio social. (Rodríguez, Obregón y Vega. 2002)


 III. A MODO DE CONCLUSIÓN
Las relaciones comunicativas observadas en la trama social del conflicto medioambiental Tía María evidencian una disputa desigual por el poder simbólico que ejerce la discursividad expresada en las prácticas sociales en este contexto de conflictividad. Sin embargo, a pesar de tal desigualdad, hay una esperanza que puede ser fortalecida por una comunicación alternativa y por un nuevo tipo de intelectual de la comunicación, uno orgánico y articulado a las bases sociales, vinculado a los frentes culturales contra hegemónicos.
Tarea pendiente que podemos trabajar desde el ámbito académico, en la formación de las y los comunicadores para posicionar valores civilizatorios congruentes con los sentidos más hondos que tiene la comunicación: un ponerse en común para el bien común.


 IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Gramsci, A. La  formación de los intelectuales. Recuperado de  
     http://www.abogadonotariopr.com/images/SP/la_formacion.pdf
Martín Serrano, M. (2005). ¿Para qué estudiar teoría de comunicación).     
     Recuperado de http://www3.ulima.edu.pe/Revistas/contratexto/pdf/art2.pdf
Portocarrero, G. (2015). “Introducción al libro La urgencia de decir nosotros” PDF
Rodríguez, C., Obregón, R., Vega, M. (2002). Estrategias de comunicación para el cambio social.     
       Quito, Ecuador: Friedrich Ebert Stiftung.
Wortman, A. (2007). Capítulo II. Hegemonía, globalización cultural y concentración de medios. El
        lugar del intermediario cultural en una Argentina devastada. En publicación: Construcción   
        imaginaria de la desigualdad social.  Argentina:CLACSO.
Zino, J. (2000) La estructura social, Murcia, Universidad Católica  
     San Antonio (en prensa). http://www.ub.edu/penal/docs/ARE_AIE.htm